22 febrero, 2018
El tema de “la Transformación Digital” está en boca de todos. Algunos lo utilizan con mucha ligereza, otros con demasiada grandilocuencia y seguramente casi todos lo empleamos con grandes dosis de ambigüedad.
Por eso fue un placer participar junto a Tristán Elosegui en un debate organizado por Manager Business Forum sobre la Transformación Digital. He de reconocer que fue una charla apasionante…
Como la mayoría de la audiencia estaba formada por directores de Marketing y/o Comunicación de medianas empresas que buscaban un enfoque pragmático e implementable en sus organizaciones, quise enfocar mi aportación al debate hacia reflexiones prácticas para que los asistentes pudieran poner en marcha sus actividades en digital.
Una primera reflexión es que, a mí, sinceramente, me da igual que las empresas con las que colaboro se consideren merecedores de la etiqueta de “digitalmente transformados”. Me interesa mucho más que cada una de ellas aproveche digital para conseguir sus objetivos de la forma más eficiente.
Comparto algunas de mis respuestas a los principales temas que nos iba planteando el moderador del debate, Fernando Rivero, por si os animáis a dar vuestra opinión:
Estoy seguro de que sí. Pero para cada empresa esto de digitalizarse significa algo distinto en función del target y del entorno competitivo. No hay un “nivel de digitalización” que pueda considerarse como estándar aceptable entre distintas organizaciones.
Todo cambio de entorno nos pilla a contrapié. Nuestra tendencia como personas y organizaciones es mantenernos en un estado de equilibrio, pero esto ya no va a ocurrir, así que habituémonos al “equilibrio dinámico”.
Seguramente no, porque pensamos que se trata únicamente de tecnología, y la inversión es mucho más profunda, y no sólo es económica. Hay que dejar de hacer cosas que hacíamos hasta ahora para hacerlas de forma diferente y emprender nuevas acciones.
A través de un proceso de tres pasos:
1º Conocer en profundidad a nuestro cliente, qué nos compra, cómo le podemos ayudar de forma única y mostrar estas conclusiones a toda la organización. Nuestra supervivencia depende de la satisfacción del cliente, esto no cambia con la transformación digital.
2º Empezar por un proyecto asumible pero que impacte en el negocio (nada de hacer un experimento con gaseosa): atacar a un problema que nos haya expresado el cliente mediante el uso de estrategia y acción en digital.
3º Por último, compartir los resultados de este proyecto con el resto de la organización e intentar implementar, a partir de los hechos probados, que una nueva cultura de pasión, innovación, adaptación, responsabilidad, etc. alrededor del cliente nos reporta beneficios. A partir de aquí se pueden generar nuevos procesos, explorar nuevos modelos de negocio y metodologías de innovación permanente.
No hay clientes analógicos o digitales, no se trata de un cambio de canales sino de identificar problemas y resolverlos con nuevas formas y herramientas que nos hagan más competitivos.
Las personas esperamos que las empresas nos comuniquen, atiendan, nos den servicio y nos escuchen en los canales que elijamos. El cliente es único y tiene sus necesidades, deseos y frustraciones; la buena noticia es que ahora se pueden conocer mejor y adaptar más rápidamente.
“Capacitar” a las personas es necesario, pero es sólo una parte del cambio, sobre todo hemos de facilitarles el camino para que pueden cambiar las inercias adquiridas que se han demostrado ineficientes. Desde mi punto de vista los responsables de la organización deben ocuparse más de realizar los cambios culturales y de procesos necesarios que dar formación a las personas.
La transformación digital va mucho más allá de un cambio tecnológico y afecta a toda la organización de manera transversal.
No se trata solo de asumir nuevas tecnologías sino de cambiar procesos y formas de hacer las cosas, sin perder nunca de vista la satisfacción del cliente, un objetivo que se fortalece con la transformación digital.
Socio Director de Nordia