4 marzo, 2019
Queremos compartir contigo por qué fundamos Nordia y cómo logramos mantener ese mix perfecto entre estrategia, desarrollo y medición. Puede parecer un poco largo, pero si nos das unos pocos minutos de tu tiempo verás que merece la pena. – Pepe Tomé.
¿Crees que prevalece el conocimiento empírico o eres más de sacar conclusiones de los datos? Si, como nosotros, crees que ambos son necesarios para alcanzar el éxito, seguro que te gustará conocer qué se esconde detrás de la fundación de Nordia. Y, si tienes una opinión contraria, te animamos a seguir leyendo para explicarte por qué ambos fueron, y siguen siendo, fundamentales en una agencia de marketing y comunicación digital como la nuestra.
Después de varios años trabajando en distintas áreas de marketing y comunicación en proyectos digitales (tanto desde agencias y consultoras, como desde empresa final) nos propusimos crear una nueva forma de ayudar a las empresas en sus necesidades en marketing y comunicación digital. Intuíamos que lo que hacían hasta la fecha no les funcionaba al 100%, que los clientes recibían recomendaciones muy diferentes de distintas empresas y que en el proceso se generaba mucho trabajo que no iba a ninguna parte, mucha pérdida…
¿Cuál fue el detonante de esta intuición? Nuestra propia experiencia: Cada vez que alguno de nosotros cambiaba de tipo de empresa en la que trabajaba (agencia creativa digital, agencia de medios online, consultora digital, etc.) afrontaba las necesidades del cliente de forma muy distinta. Pero el cliente seguía siendo el mismo y sus objetivos no habían cambiado…
Algunos ejemplos de las distintas percepciones que teníamos entonces sobre lo que necesitaba el cliente:
En resumen, teníamos la impresión de que la mayoría de los profesionales del marketing online veíamos la problemática del cliente desde nuestra propia solución, porque lo que vendes determina el prisma desde el que afrontas la necesidad del cliente.
Pero todo esto no dejaban de ser intuiciones basadas en trabajar en diferentes tipos de empresas de marketing y comunicación digital y en conversaciones informales con clientes de Barcelona. Teníamos que comprobar que estas hipótesis eran válidas antes de emprender una empresa con vocación de ser diferencial en el mercado.
Así que decidimos probar nuestras hipótesis. Para lo cual seguimos la metodología de Lean Startup de Ash Maurya. Si no la conocéis y estáis intentando crear una solución diferencial en vuestro sector, os recomendamos que leáis su libro «Running Lean«. Es una guía infalible y sin paja para descubrir qué es lo que realmente necesita solucionar tu cliente, evaluar si detrás de tu idea hay un mercado, y ver si ese potencial cliente estaría dispuesto a pagar por eso que necesita. Queríamos saber si podíamos definir una propuesta de valor diferencial que aportara nuevos beneficios a nuestros clientes.
Nos pusimos manos a la obra. El primer paso consistía en detectar cuáles eran las necesidades reales de los responsables de marketing digital de las grandes empresas cuando encargaban proyectos de marketing y comunicación digital a sus agencias y consultoras. Además, queríamos conocer qué es aquello que hacía que un proyecto o un proveedor excediera sus expectativas y aquellos peajes que se veían obligados a pagar, los pain points que tenían los proyectos digitales o sus proveedores desde su punto de vista.
Para conocer estos puntos identificamos a 10 directores de marketing y/o comunicación digital de grandes empresas de Barcelona con los que teníamos suficiente confianza como para convocarles a una charla informal en la que detectar estos tres aspectos: needs, pains and gains a los que se tienen que enfrentar en su día a día en los servicios que les ofrecen las consultoras y agencias digitales.
Aprovechamos la buena relación que teníamos (y tenemos) con nuestros clientes para convocarles uno a uno a una charla informal fuera del horario laboral con uno de nosotros. Les propusimos una idea muy sencilla: vamos a montar una empresa de servicios nueva y queremos saber tu opinión del entorno.
La idea detrás de estas conversaciones es que todo se desarrollara de una forma muy informal, en el que todos pudiéramos ser muy abiertos y honestos en nuestra realidad profesional. Nos preparamos mucho las entrevistas para que parecieran todo menos entrevistas, no había ni formularios ni blocs de notas de por medio para no contaminar este ambiente informal, teníamos muy claro los temas sobre los que queríamos aprender.
Y, sobre todo, estábamos muy preparados para no desvelar cuál era nuestro punto de partida en la creación de Nordia; es decir, qué nos había enseñado nuestra experiencia y qué intuiciones teníamos del sector. Este es un aspecto fundamental porque, sino, las personas tenemos la tendencia a dejarnos influenciar, lo cual hubiera contaminado mucho los aprendizajes. Imaginad que, por ejemplo, le decimos a un director de marketing que vamos a poner en marcha una empresa basada en analizar los esfuerzos de marketing para identificar eficiencias, ¿quién no quiere eso? Pero, ¿es su máxima prioridad? ¿Realmente es lo que más le afecta como profesional? ¿Lo cubre ya de alguna forma? Y sobre todo: ¿Estaría dispuesto a pagar por ello? De ahí que la base de las entrevistas había de estar en escuchar y preguntar más que en contar lo que nos rondaba por la cabeza.
Fueron entrevistas muy clarificadoras. No todos tenemos la suerte de poder tener 20 horas de charla honesta con nuestro target en las que nos dice lo que le gusta del entorno, lo que echa en falta y las tareas fundamentales que tiene que hacer y en las que nadie le ayuda. Con ello, constatamos que:
La intuición basada en nuestra experiencia se confirmó con datos: cada proveedor veía las necesidades del cliente desde la perspectiva de su propia solución y esto generaba, además de numerosas frustraciones en el cliente, un montón de trabajo realizado que no iba a ninguna parte.
Nos comentaron en los departamentos de marketing de muchas empresas que hay cajones repletos de grandes powerpoints con buenas estrategias no implementadas, de estupendos conceptos creativos que no se desarrollaron por falta de presupuesto y de planes de medios digitales difíciles de llevar a la práctica dentro del marco establecido.
Si cada empresa de servicios digitales ve la problemática del cliente a través de la lente de sus propias capacidades y, además, tiene una serie de profesionales de su disciplina a los que dar trabajo, es lógico que cada uno intente hacer cuanto más grande su solución. Pero la realidad de tiempo y recursos del cliente no siempre puede absorber todo lo que se le ha entregado, y además muchos de estos trabajos son buenos para el cliente, pero quizás no son la solución óptima para resolver su problema.
Quizás algunos profesionales del marketing y comunicación digital se puedan quedar tranquilos con este enfoque (“a mí me pagan por esto y hago un buen trabajo”), lo cual es muy lícito. Pero nosotros queríamos ir más allá de hacer un buen trabajo, queríamos que fuera justo lo que el cliente necesitaba. Nos obsesionaba, y sigue obsesionando, la eficiencia. Nos lo habían dicho en las entrevistas y no podíamos mirar para otro lado. En el fondo, llevábamos esta forma de actuar desde siempre, de ahí, la voluntad de escuchar a nuestros clientes potenciales antes de empezar a andar como empresa.
Además, nos sirvió para comprobar por qué las Metodologías Lean son tan ampliamente adoptadas por las startups tecnológicas en su búsqueda de la máxima eficiencia, y tan poco implementadas en empresas de servicios: “si hago tan sólo lo que necesitas gano menos dinero”. Un pensamiento lícito, pero que no compartimos.
Así que tomamos la primera decisión importante: no queremos que Nordia esté ligada a disciplinas concretas. Cambiamos el foco pasando de habilidades digitales a consecución de objetivos. Ser independiente a la solución es un paso liberador: si el cliente consigue sus objetivos seguro que la relación se fortalecerá y vendrán nuevos encargos ya que tendrá nuevos objetivos de negocio. Aunque a corto plazo la solución planteada nos aportara menos beneficios económicos preferimos que el cliente nos asocie a eficiencia y resolución de objetivos antes que a disciplinas. Quizás no ganemos tanto dinero como lo haríamos si siempre extendiéramos todas nuestras capacidades en cada proyecto, pero no vemos al cliente como alguien que paga nuestras facturas sino como a alguien a quien ayudamos a conseguir sus objetivos estratégicos reales empleando los mínimos recursos de consultoría, de desarrollo de acciones o de medición digital. Lo que mejor funcione en cada momento en base a los objetivos establecidos.
Pero este planteamiento diferencial exige una serie de compromisos y renuncias:
En resumen: nos encanta hacer que todo el marketing digital funcione en pos del negocio de nuestros clientes. Lo que realmente nos mueve es ayudar a nuestros clientes a mejorar.
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Socio Director de Nordia